Nos muestra la particular forma de
vivir de la saga Buendía. Aureliano, el Coronel, de sublime imaginación, nos da
la mano, para dejarnos en el centro de una tela de araña llamada Macondo. Una aldea que pulula entre lo real y lo irreal, cuajada de seres crueles, inhóspitos, tiernos, que vagabundean por las páginas, buscando perpetrar en la mente del lector las ganas de susurrar, de apalabrar, de cantar, que un siglo no es suficiente para enterrar la soledad.
Ana Tapias
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